Las emociones afectan nuestra vida diaria e influyen en nuestras decisiones. Las personas que logran una sana salud mental o lo que comúnmente denominamos inteligencia emocional son conscientes de los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos por los cuales atraviesan.
El aprender a manejar las emociones ayuda a que tengamos una mejor salud y que experimentemos mejores relaciones con las demás personas y a la larga logremos un mayor rendimiento afectivo, familiar, laboral y dentro de la sociedad.
Existen emociones positivas, como la felicidad, la aceptación, la sorpresa y las negativas, como el resentimiento, el odio, la culpa. Sin embargo, en ciertos casos de ambas pueden sacarse resultados positivos. Por ejemplo, si a una persona que ha recibido una buena noticia o cuyo equipo de futbol recientemente ganó un partido se le invita a participar en un proyecto, o decide ayudar a una persona necesitada seguramente lo hará sin mucha dificultad. Aquí influyó la emoción de la alegría o del entusiasmo. Así mismo, de las emociones negativas pueden también resultar buenas acciones. Se demuestra con una persona enojada con el actual sistema de gobierno, probablemente sea más fácil que participe en campañas en pro de la sociedad que una que se encuentra conforme. O puede darse el caso de que alguien que siente culpabilidad por un acto “malo” que realizó (un niño que mintió a sus padres) quiera reparar su error y no vuelva a caer en la misma situación.
No es que convenga mantener este tipo de emociones, pero no hay que decaernos si las tenemos, de todo puede sacarse un bien mayor. Lo importante es saber qué son las emociones y aprender como manejarlas para poder superar el stress, los problemas diarios y tomar las mejores decisiones.
"Hay que echarle sal al mundo"
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